Editorial

La Medicina Familiar en la era de la telemedicina.

Fernando Coppolillo.

Médico Especialista en Medicina Familiar y General.

Ex presidente FAMFYG. Ex Vicepresidente CIMF-Wonca

Miembro del Equipo Editorial de Revista Archivos de Medicina Familiar y General.

Pandemia Mundial de Sars-Covid19. La adversidad se convirtió en desafío. Los desafíos impulsaron una transformación. Y somos entonces protagonistas de un cambio de época.

Las sociedades del mundo se enfrentaron en este tiempo a múltiples desafíos: contener la amenaza del colapso de los servicios de cuidados intensivos ante la incidencia abrupta de una infección respiratoria desconocida; descubrir e investigar ,con una velocidad nunca vista, tratamientos médicos y vacunas para mitigar la expansión mundial de un nuevo coronavirus; gestionar los efectos sociales y económicos de un mundo paralizado por un método medieval de contención de enfermedades como es la cuarentena.

Y en todos los campos sociales esta adversidad ha dado impulso a una aceleración de procesos que se venían insinuando desde hacia tiempo: la digitalización de las cosas. El distanciamiento físico establecido por un método sanitario medieval, paradójicamente nos hizo dar un salto al futuro. Las actividades sociales, educativas, comerciales, recreativas, laborares y sanitarias se vieron rápidamente transformadas por la irrupción del uso generalizado de los sistemas de información y telecomunicación. La sociedad se adapto utilizando los medios digitales: el comercio electrónico, el tele-trabajo, la generalización de la educación a distancia, las plataformas de entretenimiento por streaming, los servicios de tele-atención (entre ellos la telemedicina) también se abrió camino.

Pero te propongo hacer un alto en la secuencia para analizar el proceso que llevo a la generalización de la telemedicina. Sabemos que la telemedicina es la prestación de servicios sanitarios a distancia, valiéndose de tecnologías de la comunicación y la información. El importante desarrollo de estas tecnologías durante los últimos veinte años hizo que la atención de los equipos de salud fuera acompañando el proceso. Desde la mensajería instantánea hasta las videollamadas, las historias clínicas digitales, las plataformas de educación e información, la “nube de información”, la digitalización de imágenes fueron incorporándose paulatinamente a nuestra práctica. Se fueron vinculando a distancia los equipos de salud entre ellos y con sus pacientes. Se fueron conociendo las mejores prácticas, los mejores métodos y los efectos de su buena utilización. Y paulatinamente se fue sistematizando este vínculo a través de tecnologías de información y telecomunicaciones. Muchos sistemas de salud comenzaron a regular y legislar acerca del ejercicio profesional a distancia. En la Argentina la Asociación Civíl de Telemedicina de la República Argentina (ACTRA) impulso las primeras recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación1 acerca de las buenas prácticas en la teleasistencia de pacientes en el año 2019. Si bien la Telemedicina no reemplaza los cuidados presenciales, contábamos con evidencias acerca de su efectividad en el manejo de personas con diabetes mellitus o insuficiencia cardíaca.

Desde marzo de 2020 a la fecha la generalización del uso de la telemedicina fue una respuesta social al distanciamiento social. Nuestra especialidad también se encontró en la expansión de su uso. Cobró relevancia en la atención de pacientes con sospecha o diagnóstico de infección SARS-Covid19, así como en la continuidad de atención de pacientes con enfermedades crónicas, potenciada por la reciente regulación de la práctica de recetas electrónicas y digitales (Ley 27.553). De la mensajería instantánea a las grandes plataformas de telemedicina, hemos recorrido un camino vertiginoso, con muchos aprendizajes. Nuestra práctica se fue transformando y lo seguirá haciendo, siguiendo las megas tendencias sociales. Encontró un complemento muy útil en la telemedicina. Requiere en cada uno de nosotros, la suficiente flexibilidad y pensamiento crítico para reformular nuestras creencias, aprender nuevas destrezas y generar conocimiento alrededor de las nuevas prácticas de cuidados a distancia.

La telemedicina puede convertirse en un instrumento de equidad, derribando barreras de acceso a los servicios de salud. Las tecnologías de comunicación han permeado todos los grupos sociales, independientemente de los ingresos, sistemas de financiamiento y cobertura de salud. Para la medicina familiar es una gran oportunidad para potenciar y generalizar los cuidados casa por casa, familia por familia. Es una oportunidad para generar grupos colaborativos interdisciplinarios, sin barreras geográficas, que potencien el conocimiento y la capacidad de resolución de los problemas de salud de una comunidad.

Mi maestro Julio Ceitlin, cuando era residente, nos enseñaba un juego de palabras que caracterizaba nuestra especialidad “High Tech, High Touch”. El toque humano de nuestro enfoque centrado en la persona, con una perspectiva biopsicosocial, acompañado de las tecnologías del conocimiento científico, la información y la comunicación. Esa frase hoy a cobrado más sentido que nunca, como si se tratara de una profecía. La medicina familiar tiene en la Telemedicina un campo fértil donde expandir sus horizontes y su conocimiento. Este es un nuevo desafío para nuestra especialidad.

1https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/anexo_1_recomendacion_uso_de_telemedicina_-_grupo_asesor_1.pdf

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